domingo, 27 de noviembre de 2011

La vida en marte


El sol brilla hasta las seis, como si este año se hubiese despertado tarde.

Flotamos. Ayer. En el espacio que hay sobre una balsa amarilla. A la deriva de un jueves. Alejados por un instante de la costa, de la gente, de la ciudad. Solo llevamos las ropas de baño incómodas, las mismas historias, la contención idealista. Mi sonrisa. Tus palabras. Todo se confunde en el discurso de una agenda que es leída al revés. Que está inmensamente vacía. Que no dice nada.

Luego colgamos las miradas en las líneas del mar, de esos hilos dorados que se perciben cuando la marea los mueve. Alojados en un plástico que nos sostiene por causas de la física adivinamos la suerte de los viernes y el misterio de las citas, y nos perdemos de nuevo en lo mismo.

Y nos perdemos de nuevo en el mar.





jueves, 24 de noviembre de 2011

verano

Las sombras que proyecta el ficus sobre la hierba parecen pequeñas nubes oscuras que bailan según el antojo del aire. El verde está dando paso al amarillo y el amarillo representa a la vejez prematura captada en los limites rocosos de un pequeño jardín. Una mujer corre y vierte el contenido de una cubeta con el impulso que la precede. El pasto vuelve a brillar por un instante añorando el rocío. Las gotas son su espíritu y su risa. El viento, suave por momentos, intenso en otros, va delineando un escenario apacible.

Como en el acto de escribir, la naturaleza dicta sus versos y ordena los días.


viernes, 18 de noviembre de 2011

los rockstars mueren de pie

ya no hay de que escribir


el facebook apenas me da la respuesta, cuanto menos algo de aliento, una señal. un ensayo fácil. hay una línea sobre el pavimento que coloca la morada de los dioses y las orillas del aqueronte en veredas opuestas, y también los trece del gallo deambulan rumeando una gesta en ciernes. hay un alma en pena que recorre esa misma línea longitudinal sin animarse a tomar partido; las miradas lo tienen hecho una coladera, aunque sea del espejo la contemplación se asemeja a un juicio popular

dedícate a escribir retruca el fantasma, la hora crucial sucede en el día de los muertos. y nuevamente el facebook: si quieres tu libertad trabaja sobre tus miedos. ¿cómo se hace eso? y un ventarrón se estrella en la calzada esparciendo la línea de cal. punto. ese no es el punto

aprenderán, dice el fantasma, a entender, insiste la conciencia. voy tarde para una entrevista. acaso puede ser tan inútil pedirle paciencia al impaciente?

en los últimos meses post blog ha emergido de entre la bruma limeña una antigua conspiración familiar que ha colocado – una vez más – el dedo sobre la llaga. el asunto es la historia de una oveja negra al que se le achaca un ocio o una procastinación de dimensiones tan incomprensibles como lo puede ser platón para quién no carga el amor por la filosofía o lo que es a un incrédulo el ensimismamiento frugal de un anacoreta

incomprensible, pero no de una forma manifiesta, o intolerante, sino incomprensible desde una posición pragmática. consecuencia del mismo pensamiento que comparten la gran mayoría de los que conozco y la que los hace presionar los botones en función de una sola inquietud: el dinero

dice un amigo escritor que el universo, o los dioses, juegan a arrojar a los hombres como fichas sobre un tablero ligeramente descentrado para que así nunca caigan donde corresponden. que esa anomalía se convierte en la razón de la vida: hallar el lugar al que perteneces

a mi el dinero me vale un pito y me importa un huevo. no es para menos la contradicción, siendo el hijo consentido de una familia con recursos al que más tarde que nunca se le ha revelado una vocación literaria y un corazón disidente. enmendar el rumbo es cuestión de elección y nada aquí es excluyente

a arrear las bestias por donde ruge el río, que si la mano tiembla es que no está pa cirugías. así se intuye la gesta, con paciencia. al resto: sonrisitas, oídos sordos y el dedo medio (bonilla street, primavera del penúltimo año)