jueves, 24 de noviembre de 2011

verano

Las sombras que proyecta el ficus sobre la hierba parecen pequeñas nubes oscuras que bailan según el antojo del aire. El verde está dando paso al amarillo y el amarillo representa a la vejez prematura captada en los limites rocosos de un pequeño jardín. Una mujer corre y vierte el contenido de una cubeta con el impulso que la precede. El pasto vuelve a brillar por un instante añorando el rocío. Las gotas son su espíritu y su risa. El viento, suave por momentos, intenso en otros, va delineando un escenario apacible.

Como en el acto de escribir, la naturaleza dicta sus versos y ordena los días.


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