domingo, 27 de noviembre de 2011

La vida en marte


El sol brilla hasta las seis, como si este año se hubiese despertado tarde.

Flotamos. Ayer. En el espacio que hay sobre una balsa amarilla. A la deriva de un jueves. Alejados por un instante de la costa, de la gente, de la ciudad. Solo llevamos las ropas de baño incómodas, las mismas historias, la contención idealista. Mi sonrisa. Tus palabras. Todo se confunde en el discurso de una agenda que es leída al revés. Que está inmensamente vacía. Que no dice nada.

Luego colgamos las miradas en las líneas del mar, de esos hilos dorados que se perciben cuando la marea los mueve. Alojados en un plástico que nos sostiene por causas de la física adivinamos la suerte de los viernes y el misterio de las citas, y nos perdemos de nuevo en lo mismo.

Y nos perdemos de nuevo en el mar.





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