jueves, 5 de febrero de 2009

BEFORE SUNRISE (o tras las huellas de julie delpy)


I. estocolmo


El avión de Ryanair atraviesa el cielo gris sobre Estocolmo. Atrás queda el aeropuerto de Svastka y en el ipod Nick Cave me dice we came along this road. La nieve densa de la mañana ya quedó atrás, los paisajes blancos de escandinavia y el manto límpido con los copos cruzando horizontalmente también. También quedó atrás el ciclista esforzado que sobre el puente del Greungang lucha tenazmente contra los vientos huracanados de marzo y contra los posibles e incomensurables obstáculos que atentan contra su bienestar. Esa tenaz resistencia y ese empuje solemne que los humanos muestran cada vez que empiezan a sentir miedo lo veía perfectamente representado desde la ventana del bus, con la autopista pasando al lado, el río y el puente y sobre él, mi héroe sueco, a la mitad del cruce, en posición de atleta olímpico, en cámara lenta, a punto de llegar a su objetivo y mandar a la mierda a claudia, mandarla a la mierda con toda su alma, con toda su paz espiritual y con toda la tenacidad de un hombre que tiene que soportar cinco grados bajo cero y nieve horizontal.

El avión sigue subiendo y ya tengo una bavaria en la mano para chupar con Nick. Me regreso a Berlin después de seis días de no vacaciones en Suecia. Un boleto comprado hace meses me obligó a ir, a ver espejos y espejismos, a deprimirme en el horrible invierno del norte de Europa. Observando mi reflejo en todos lados; en la cara de Marco, en la cara de Vanessa, en la cara de la pequeña Cassandra. Un desdoblamiento teatral de mi relación con Claudia experimentado en vivo y en directo, en primera fila. Presenciando desde afuera como simplemente hay cosas que ya no van, que las ganas no son suficientes y que las intenciones también se agotan.

En el asiento de la ventana está sentada una chica linda, con un interesante escote, salpicado de pecas y leyendo un libro de Jens Lapidus. Yo estoy como siempre, en el pasillo. Mirándola de reojo, tratando de descifrar si mis ganas son de conocer a alguien o de que me dejen en paz.

Igual una suerte de estorbo de siete años tiene el asiento b, el del medio. Se para se sienta, se para, corre por el pasillo, toca los botones, regresa, se sienta, ya lo tengo tasado, ese temperamento me va a servir como una llave de jiujitsu. Si se vuelve a parar lo uso de palanca para tentar un resultado.

Minutos despues ya está, su inquietud tiene poderes de ilusionista y en una de esas se hace humo. El que se fue a barranco perdió su banco, y desplazo con actitud de hombre serio y fastidiado, con toda la concha del mundo, mis posaderas treintaicinco centímetros a la izquierda.

Ella gira su cuello cuarenta grados, arquea levemente las cejas y confirma probablemente su sospecha, con una delicada sonrisa retorna su cabeza a la posición de lectura. Casi sin verla yo sonrío también.

El avión es un centro comercial volante. El color amarillo subasta, de los contracabezales, ya me esta empezando a perforar la retina. No paran de anunciar ofertas por los parlantes, las azafatas parecen ekekos paseando todo tipo de mercadería para que compres lo que sea que no necesites, yo ya compré la cerveza mas cara del mar Báltico, esos son los riesgos de viajar en líneas económicas.

De pronto el estorbo regresa del baño y me mira inquisitivamente, le planto los ojos de latino que sabe decir lisuras, y así suavecito nomás se acomoda en el asiento del pasillo y empieza a molestar a su madre que está en la fila vecina. Así como hay distintas formas de expresar sentimientos, hay también varios caminos para conseguir lo que quieres, en este caso el contraste de culturas juega a mi favor y su aspecto nórdico es punto fácil para la criollada. Además su madre levantó sutilmente una comisura cómplice. Yo la ví.

El aeropuerto de Schonefeld está a veinte minutos de la nube en que me encuentro y lo más probable es que no haya nadie esperándome. Me jode gilear en otro idioma, sobretodo si uno no está cien porciento en forma. Recuerdo las palabras de Claudia cuando llegué a Alemania hace algunos meses, sentenciando que las sonrisas femeninas en esta parte del mundo no son coqueteos sino excesos de amabilidad, me da risa como las mujeres tratan de direccionar los pensamientos de los hombres y cómo uno es tan huevón que se la cree. Igual para los que me conocen saben que mi hemisferio izquierdo se hincha patológicamente con especulaciones telenovelescas. A pesar de que duren, como diría Sabina, lo que duran dos peces de hielo en un wiskie on the rocks.

Yo creo mas bien en mi teoría de que la vida debe ser vivida como una película. El arte radica en la composición. Si se ve bien en el ecran, entonces estas yendo por el camino del éxito.

En el horizonte otro avión dibuja una línea blanca, difusa, cercana. Hoy no tengo ganas de gilear, mi intuición me dice que lo deje ahí. Que esa escena no iría de ningún modo. Veo una vez mas por la ventanilla como nos sobrepasa un carguero de Lufthansa, la chica de al lado pasará también, como una onda, como una posibilidad, como un guión que nadie se animó a escribir.

Cierro los ojos e imagino un cielo lleno de aviones.

Abajo, la torre de la televisión se asoma. Nos inclinamos y empezamos a descender.


(próxima parada >>> II. bornholmer)

7 comentarios:

Unknown dijo...

Muy bueno. Ojalá los próximos 15 días sean un toque más cortos.

fiorella dijo...

no seas flojo carreto! lee nomás!

esta pajola mi alfred, esperemos tener más posts antes del 2010. jijiji. síguele

un abrazo!

Unknown dijo...

Super!....me quede con las ganas de mas asi que apurate con los plumazos!

viviananda dijo...

Está muy bueno Alfre, siempre logras envolverme en la historia...más bien, me quedó corto! Sigue escribiendo!!!

Anónimo dijo...

Tu hemisferio izquierdo y el derecho sufren de la misma patologia brother. Leo y de alguna forma termino envuelto en coqueteos ajenos, proyecciones, especulaciones y por ahi una conclusion cinematografica. Como pedirían los zombies, queremos mas cerebros!
Manda mas.
Panty

Anónimo dijo...

un toque posero tu blog....no le metas tanto y anda directo al grano, muchas veces por querer meter mas floro terminas enredando al lector

Anónimo dijo...

Alfredo

Apurate con la segunda entrega que me dejaste con ganas de saber que pasa. Me gusta!


Marissa